La
ciudad de Briviesca, cabeza de la Bureba burgalesa, es la sucesora de aquella
Virovesca, capital de los celtas Autrigones, citada en el 77 d.C. por Plinio el
Viejo como “mansio” romana fortificada en la vía de Astorga a Burdeos. El
lugar, nombrado por los visigodos como “Veroviscentium civitatis”, queda
prácticamente despoblado durante la primera oleada de invasión musulmana, hasta
que en el s.X se recupera al ser designado su territorio como alfoz.
A
dicha recuperación contribuyó la citada situación geográfica, en la vía romana, que constituyó hasta
el s.XI la ruta primitiva del Camino de Santiago, y luego un ramal secundario.
Por ello, en el Medievo hubo en Briviesca varios hospitales de peregrinos, lazaretos,
diversos templos románicos como el de Santa Cecilia, Santa María, y monasterios
como San Tirso, San Pedro, o San Clemente. Además, tuvo una de las aljamas
hebreas más importantes de Burgos.
Hoy, sus monumentos, pertenecen al gótico tardío,
renacimiento y barroco. La culpa es de las épocas de mayor riqueza y
prosperidad de la villa, que permitieron derribar los viejos edificios y
levantar sobre ellos otros más ostentosos, según el gusto del momento.
[Foto,
cortesía de Juancar347 “el Viajero”].
En
el s.XIV, el lugar era nombrado “Briviesca de los Siete Barrios”, a causa del
poblamiento disperso que lo componía. Para acabar con esta situación, en 1316,
el Concejo pidió a la señora de la villa, doña Blanca de Portugal, que
levantase una Colegiata en el barrio principal, como aglutinante centralizador de la
población.
El
templo, tardo-gótico, continuó engrandeciéndose, durante los ss.XV a XVII, hasta
que en 1789 hubo de reconstruirse parcialmente debido a problemas
estructurales.
Su
último añadido fue la monumental fachada neoclásica, de 1792, en cuyo óculo
vemos hoy una hermosa imagen gótica de la Virgen con el Niño. Sin embargo, no es de este templo. Se
sabe que, en 1900, tal escultura estaba en el suelo de la Colegiata, y en 1930 se colocó en
la fachada de poniente.
Dicha
imagen, antaño bellamente policromada, procede del desaparecido templo románico
de Nuestra Señora de Allende, sito extramuros de la villa en el barrio que hoy
llaman “Aliende”.
Parece
ser, que el asentamiento central de Briviesca estaba “allende el río Oca”, pero que
en 1208 la población se trasladó a la otra orilla, “aquende el río”, donde
hoy se asienta. La parroquia del viejo barrio cesó en sus funciones, aunque continuó
prestando servicio a los pocos granjeros y agricultores que no abandonaron el
lugar. La imagen de la Virgen, que había quedado “del lado de allá”, de “allende”,
acabó siendo nombrada con éste apodo por sus fieles.
Su prestigio
dejó impronta, de modo que incluso desaparecido el asentamiento, las Bulas de Roma continuaron nombrando la Iglesia
de Briviesca con el título de Nuestra
Señora de Allende del río, lo menos
hasta el s.XIX.
En 1316 el viejo barrio fue completamente destruido, por una riada, y se convirtió en despoblado, aunque los labradores volvieron a levantar algunos edificios para sus labores rústicas. Sabemos que la Infanta Doña Blanca, nieta del rey D. Alfonso el Sabio, Señora de las Huelgas de Burgos, concedió “al Arcediano y Cabildo de Briviesca quinientos maravedís anuales sobre el Concejo de dicha Villa, en recompensa de haberse despoblado el barrio de Nuestra Señora de Allende”. Según hace constar el Padre Flórez, en su España Sagrada (1824).
El
templo quedó convertido en ermita, a la que acudían desde Briviesca para
venerar su Virgen de Allende. Arruinada parcialmente hacia el s.XVII, muchos de
sus sillares, además de los tirantes policromados que forman la estructura de
la cubierta, se reutilizaron en la reconstrucción de la Colegiata.
La parte
que sobrevivió se acondicionó, de nuevo, como ermita de la Virgen de Allende,
hasta que, a mediados del s.XIX, se arruinó definitivamente. Sus cimientos
fueron descubiertos por los obreros del ferrocarril, a unos quinientos metros
de la estación de Briviesca, en dirección sur, entre las vías y el km 278 de la
carretera Madrid-Irún, a orillas del río Oca.
Las
escasas piedras rescatadas demostraron ser de un edificio del primer románico, remodelado
en gótico durante el s.XIII. Algunos de tales restos, fueron llevados por don
Juan Sanz García a la entrada del claustro de la Colegiata. Otros
desaparecieron, “misteriosamente”.
No deja de resultar paradójico, que el único resto de aquel
templo románico sea una Virgen gótica… Una Virgen, a la que le han escamoteado
el nombre y el “apodo”, pues ahora es conocida como “Nuestra Señora de
Briviesca”. Pero según antiguas tradiciones locales, la “Virgen de Allende” era
conocida en su origen como “Nuestra Señora de Oca”, por tener su templo a
orillas del río Oca. ¿El original románico, era una Virgen Negra-Madre Oca?
[Foto, cortesía de
Juancar347 “el Viajero”].
A
quien corresponda: Vea usted en esta historia un ejemplo y un aviso a
navegantes, pues no se trata de “batallitas del abuelo”, “cosas de los
antiguos”, o “chismes de viejas”. Porque el abandono, ruina y saqueo, de
monumentos románicos –y de otras épocas-, no es cosa del pasado. Continúa en el
siglo XXI, ante nuestras narices, y ante las de quienes deben velar por la
conservación del patrimonio. Si no tomare nota y las medidas oportunas, sea
usted llevado a la picota, y puesto en el cepo, a pan y agua, hasta que
recapacite y obre en consecuencia.
Salud
y fraternidad.
1 comentario:
Blog muy interesante
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