miércoles, 9 de septiembre de 2009

Escanduso: vergüenza y humillación.

[Las fotos del templo de Escanduso, en ruinas, son cortesía de Baruk y Pallaferro].
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A unos cinco kilómetros de Villarcayo (Merindad de Castilla la Vieja), al entrar en una curva, nos topamos con un grupito de casas, llamado Escanduso (Burgos), que desciende entre huertas hacia el río Nela. Reducimos la velocidad y, al salir de la curva, vemos un pequeño templo, tan pequeño que parece ermita, pero no, luego nos dirán que es parroquia. Tan pequeño que, en más de una ocasión, lo hemos ignorado al pasar frente a él. Si ahora paramos a verlo, fue gracias a la insistencia de un amigo, que lo conocía de antiguo, y sabía de su azaroso destino.
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Se trata de la parroquial de San Andrés, humilde edificio que fue románico, al que seguramente ignoramos tanto tiempo, en parte, por su ruinosa presencia. El paisaje natural es el que realmente domina, atraen nuestra atención bosques y peñas sobre los que vagan los espíritus de Laín Calvo y Nuño Rasura, legendarios jueces de aquella Castilla nonata, del s.X, que administraban justicias, las “fazañas”, según unas leyes de tradición oral, enraizadas en ancestrales costumbres celto-romanas y visigodas.
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El Padrón Municipal, de 2007, atribuye a este núcleo rural siete habitantes, dependientes del cercano Villarcayo. Habitantes que un día, hartos de pedir dignamente, suplicar humildes, y mendigar indignados, se remangaron el alma, hablaron entre ellos y salieron a los caminos para recabar ayuda de sus convecinos comarcanos. Así, con un poco de acá, otro de allá, y un mucho de lo suyo, este grupo de amotinados se subió, no a la parra, sino al andamio.
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Manolo, que ha sido un poco de todo en esta vida y la ha viajado de camionero llevando sal, nos contó con mucho salero –algo siempre queda de la profesión-, de que manera junto a Mariano, Pedrín, Jesús y otros cuantos, pero no más de media docena, se doctoraron de canteros en un dos por tres, allá en 2004, acumularon materiales, añadieron buenas voluntades, y repararon paredes agrietadas, techos desplomados, muros caídos, lo que fuese.
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Con el satisfecho gesto del padre orgulloso de su niño, nos pastoreó, llave en mano, para enseñarnos el interior y relatarnos el desinteresado trabajo, llevado a cabo por el grupo de “canteros amateur”, mientras con la otra mano nos entregaba una hoja del diario de Burgos para que viésemos que alguien se había acordado de ellos, en enero de 2005, cuando se “inauguró” la restauración. ¿Había acaso algún representante, siquiera de tercer o cuarto orden, civil y religioso entre los presentes? Sobre el tema “autoridades”, los vecinos prefieren correr un tupido velo.
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Mariano, otro “cantero”, en el vecino lugar de Escaño, tras mostrarnos el maravilloso templo que también le gustaría poder acabar de restaurar, igualmente declinó opinar sobre las altas instancias “responsables de cultura”. Prefirió llevarnos a su casa, llena de recuerdos marineros orilla del río, y enseñarnos las fotos del “antes”, el “durante”, y el “después” del templo de Escanduso que ayudó a salvar.
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Prefirió hablarnos de cómo cada cual, en “sus cortas luces”, hizo de carpintero de obra, de mazonero, de albañil raso, o de “arquitecto”, aportando entre todos las soluciones más convenientes a cada ocasión. Le habría gustado que, esto o aquello, hubiesen quedado de otra forma, pero en vista de lo que había, “bueno está lo que bien acaba”.
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Y lo que bien acaba es esto, un templo rural, humilde, insignificante si nos parece, pero profundamente querido por sus parroquianos. Querido quizá, más por amor al terruño que por devoción, pero eso no somos nosotros quienes debemos juzgarlo, que cada cual tiene su alma en su “almario”. Porque para estas sacrificadas gentes, tan valioso es el pequeño edificio cual si de una catedral se tratase, tan valioso como para enfrentarse a la burocracia civil y eclesiástica, y vencerla.
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Y allí está el restaurado templo de San Andrés de Escanduso, al salir de la curva, gritando a los cuatro vientos y a los montes, para que lo oiga a quien corresponda: “¡vergüenza y humillación!”.
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Vergüenza para las autoridades “competentes”, civiles y religiosas, porque han debido ser la iniciativa, los bienes y el sudor del pueblo, quienes rescaten este edificio de la destrucción y el olvido.
Humillación para dichas autoridades, porque los artífices materiales han sido “unos viejos de pueblo”, unos jubilados, con más voluntad que fuerzas, sin más medios que su determinación, pero capaces de hacer lo que, quien sabe, tiene y puede, se niega a hacer en tantos lugares.
Vergüenza y humillación, ilimitadas, para las autoridades “responsables”, con picota y cepo perpetuos, mientras nosotros nos regocijamos porque, entre el pueblo, todavía queden ingeniosos “Hércules”, que se atrevan con los necios “Polifemo” de la Administración del Estado.
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[Una entrada similar a esta, pero con mayor calor humano, podeis verla en el siguiente enlace: http://juancar347-romanica.blogspot.com/2009/08/escanduso-iglesia-de-san-andres.html].
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Salud y fraternidad.

11 comentarios:

escayoleando dijo...

Y despues de leer la cronica tuya Alkaest lo primero es lo primero,mi mas sentida enorabuena a los vecinos de Escanduso y ole sus cojones,y ya poniendonos escatologicos a esos que se ponen las medallas sin poner nada de su parte mas que el morro parasito y la mano por detras que recorren de inaguracion en inaguracion que les den mucho por el culo,¿cuando nos daremos cuenta que sobran parasitos en nuestra sociedad?
un saludo Esca

SYR Malvís dijo...

Fue allá por el 1/10/2005, cuando me estrenaba en esto del mundo románico publicando en un foro de infausta memoria mi primer tema. Y no era otro, sino el de San Andrés de Ecanduso. Aquello se resolvió como de costumbre: "Y0 y el mío, más".Aunque ninguno sabía de su existencia.

Después seguí visitándolo en soledad, viéndolo a traves de sus grietas mientras creía asistir a su agonía.

Esta vez, ya no estuve sólo. Su sempieterno recuerdo y el GPS del corazón, me ayudaron a no rebasar la curva y mandar detener la caravana amistosa. Y allí estaba. Como una tarta de cumpleañps recién salida del obrador. Pudimos penetrar su interior y dejarnos envolver por su encanto y la detallada descripción de la "fazaña" de esa media docena de jubilados hercúleos, mientras hacían tañer su otra campana. Su minúsculo camposanto convertido en jardín de vida floral... Toda una experiencia jubilosa para alguien que amó y esperó tanto el renacer de esta diminuta parroquial.

Y cuatro años después, mereció la pena irse acompañado de amigos que, ahora sí, espolean orgullosamente en sus blogs el nombre, recuerdo y vivencias de Escanduso. No en vano, aquella misma noche, alguien me hizo llegar un SMS de esos que siempre se conservan en el móvil y en el que, junto a la foto del templo remodelado me decía, me dice,: "Tu iglesita preferida".

Salud y románico

Alkaest dijo...

Compadre Esca, bien se nota que te enseñaron urbanidad, pero como diría Mafalda, "sin pavimentarte la naturalidad". Por eso, eres capaz de expresarte con frases tan contundentes como certeras, definiendo los personajes y las situaciones con la sencillez del pueblo llano.
Así, que te damos la razón en tu primer aserto. Los "canteros" de Escanduso, han restaurado su templo "con un par..." ¡Ole, sus "compañones"!
No obstante, disentimos de la otra afirmación: "a quien corresponda, que le den". Porque puede darse el caso, de que eso le gustase, si ha escogido tal opción erótica. En cuyo caso, al pretender castigar más duramente su actuación, a lo peor le estábamos haciendo un regalo... Y nada más lejos de nuestro ánimo, por tanto que no le den, salvo si es picota y cepo.
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Amigo Malvís.
Fue una gozada, intelectual y espiritual, poder compartir contigo la experiencia humana de este grupo de "chavales" de Escanduso, de su obra acabada, de su placer por la obra bien hecha.
Una delicia compartir esa "tarta", recién salida del horno del trabajo en común, solidario, sin "yo" y sin "mi", pero con mucho "nosotros". Como debe ser, en toda labor compartida y compañeril, ya se trate de trabajo o de ocio.

Salud y fraternidad.

juancar347 dijo...

Gracias, Rafael, por el honor que me haces. Pero creo que lo más importante no es quién y en qué humano y cervantino modo hable de Escanduso, sino eso, hablar de Escanduso, del ejemplo y la lección recibida por parte de un puñado de jubilados que, más o menos tan creyentes como cualquiera, al menos han demostrado un sentido de responsabilidad y un apego por su patrimonio que debe de ser todo un ejemplo a seguir. Sí, amigos, que se hable de Escanduso; que lo hagas tú, que lo haga yo, que lo hagan también todos aquellos cuantos nos lean, cuantos visiten la iglesia. Porque estoy seguro de que tarde o temprano, nuestras voces llegarán a quien tiene la responsabilidad de hacer ese trabajo y no lo hace. Y también que llegue a oídos del obispado, y que piensen, que ese impuesto que se nos cobra por entrar en muchos templos, que no nos da derecho a nada, a excepción de encontrarnos en alguno con guías maleducados a los que aburre un trabajo por el que perciben un salario y nos tratan a banquetazo limpio, que piensen, como digo, que lo pagamos con gusto y hasta cierto punto lo aguantamos, precisamente para contribuir a que nuestro patrimonio se conserve y no desaparezca. Que llegue, sí, a esos responsables del Patrimonio, a ver si alguno se le cae la cara de vergüenza y rectifica en el futuro. A Malvis no le digo nada, salvo gracias. Un abrazo a todos
Ah, sí: Esca, modera ese estilo Quevedo,no les demos excusa para lo inexcusable.

Rubén Oliver dijo...

Al final,se ha tenido que poner a restaurar el pueblo,los que no tienen cultura,pobres...
Y a las autoridades "competentes" y "garantes" de nuestro patrimonio,pues eso,que no les den...
Un saludo.

escayoleando dijo...

Pues ¿que lenguaje quereis que utilice? este es el mejor leguaje se entiende en todas las clases sociales y en todos los rincones de la peninsula, el leguaje politico no le entiendo nunca,tal vez sea por que no es creible,por eso me expreso a si para no dejar duda ninguna de mi postura sobre el tema,y no dar pie a tergiversacion ninguna pese a quien pese
un saludo Esca

Alkaest dijo...

Amigo Esca. No quiero que te expreses con otro lenguaje más que con el tuyo propio, es directo, claro y perfectamente comprensible.
Ojalá muchos tomaran ejemplo y, con tacos o sin ellos, fuesen igual de sinceros en sus expresiones.

Salud y fraternidad.

Paco Torralba dijo...

Al menos es una historia con final feliz, aunque con sombras en su camino. Y lo del trabajo comunal, un rara avis que apenas prolifera.
Ahora su parroquial es un poco mas suya pues han restarurado la herencia recibida de sus antepasados.¡Bien por los habitantes de Escanduso!
Salu2

Anónimo dijo...

Conozco Escanduso y es una joyita diminuta en ese pequeño pueblo, que gracias a sus vecinos fue recuperada. Si los políticos tuviesen todavía algo de vergüenza, deberían desviar la carretera, dinamitar la que hay ahora y liberar el pequeño templo de la presión del asfalto, del ruido de los coches y de la polución del CO, y en su lugar abrir una plaza alrededor del mismo. ¡Se lo merece la parroquia!

Alkaest dijo...

El problema es que, los políticos -seglares y laicos-, no se merecen esa parroquia...
Además, ¿dónde está escrito que, para ser político, haya que tener vergüenza?

A buen entendedor.

Salud y fraternidad.

Unknown dijo...

Amigo Alkaest, se te echa de menos en los reinos del patrimonio histórico. ¿Dónde estás, pecador?