sábado, 14 de marzo de 2009

“Templo con dos puertas, malo es de guardar...”

Zayas de Báscones (Soria), es ahora tan sólo un enclave agrícola en mitad de los campos sorianos. En un extremo de lo que fuera el pueblo, subsiste el muy remodelado templo románico de Santiago. Ha desaparecido su galería porticada, sustituida por una de madera que le da cierto aire foráneo. En el ábside sobrevive una ventana con capiteles vegetales, sencillos pero de buena factura. Y en el muro sur, malvive su sencilla portada románica, “embellecida” a base de capas de cal.
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Antaño, alguna “cabeza bienpensante” consideró que la portada original ofrecía poca protección. Para subsanar tal carencia, no tuvo mejor idea que adosar una gran “contra-portada”, de madera, sobre la románica. Así, estando cerrada, una ocultaba a la otra. Se trata de un marco sobrepuesto a la piedra, coronado por un gablete semejante al de un retablo, que permite encajar las hojas de la “protectora puerta”.
Lo malo es que, el “ingenioso” artilugio, parece haber salido de un derribo. No es del tamaño adecuado a la portada románica, sino más pequeño, con lo cual no enmarca la obra de piedra, sino que la enmascara, oculta parte de sus arquivoltas, capiteles y columnas.
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Todo ello, con ser malo, no es lo peor. Para anclar el industrioso artilugio al muro, estorbaba la portada que se quería proteger, porque sobresalía de la fachada. Así que, el desnivel, se rellenó con cemento y yeso hasta igualar la superficie donde había de encajar el marco. Se emparedaron de este modo, dos capiteles con sus correspondientes columnas, amén de parte de las arquivoltas.
Esto fue hace varios siglos, antes de que el lugar se despoblase, pero seguramente han de pasar otros varios antes de que alguien deshaga el inútil entuerto.
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A quien corresponda. Le rogamos restituya esta magnífica portada a su estado original, librándola de tan absurda protección que nada protege y mandando sea limpiada de yeso y cal. Aunque pocas esperanzas tenemos, según su manifiesta incompetencia todavía nos conformaríamos con que no permitiese el derribo del templo, visto lo que consintió hacer, en 1993. ¿Recuerda aquellos dos kilómetros de la vía romana del Itinerario de Antonino, próxima al pueblo, que fueron arrasados con “permiso oficial”, por un particular, para roturar varias fincas?
Si no atendiere a razones, sea puesto en picota y cepo, hasta que algún colega suyo conceda permiso a alguien para que arrase sus fincas, cortijos y dehesas, con el noble fin de sembrar patatas.
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Salud y fraternidad.

1 comentario:

Rubén Oliver dijo...

Ésta si que es "buena",a la picota con ellos.Al que perpetró semejante protección que le den un cargo,si no lo tiene ya.