martes, 17 de junio de 2008

La España de charanga y pandereta... ha de helarte el corazón

Templo de Santiago, fin s.XII, Turégano (Segovia). Poco se imagina nadie, ante esta sencillez, el tesoro único, incomparable, que guarda en su interior. [Diapositiva 26 octubre 2000].
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El templo de Santiago, en Turégano (Segovia), sólo conserva del medievo su ábside románico, quizá de fines del s.XII, pues el resto fue reformado en el XVII. Un buen día de 1989, el párroco y unos pocos feligreses hacían limpieza general, cuando, al retirar el sagrario, por el hueco del retablo divisaron algo que les intrigó. Se asomaron como pudieron, tras agenciarse una buena linterna, y quedaron pasmados.
Allí detrás, oculto durante trescientos años, aguardaba otro "retablo", en piedra, románico. Un conjunto magnífico de esculturas, que cubre parte del interior absidal entre las ventanas, formado por un Pantocrátor con su Tetramorfos, grandes esculturas -una parece que de Santiago- , y otras varias más pequeñas, todo cubierto de polvo, yeso y telarañas, pero en muy buen estado.
Desde ese instante, comenzó el particular "vía crucis" del párroco, Don Rafael Sancristóbal, ante autoridades de todo pelaje, para reconocer lo descubierto, restaurarlo y ponerlo en valor.
Cuando los técnicos se dignaron ir, ver y emitir dictamen, éste fue inesperado. Se trata de un ejemplar único, en España y en Europa, de ábside románico esculturado. Una joya artística y espiritual. La respuesta de la administración, de las autoridades "competentes", fueron buenas palabras. Deben estar afónicos, porque las buenas palabras han durado casi veinte años.
Ahora, por fin, ¡aleluya, ossana!, se han aprobado restauración y presupuestos. Pero... ¡Ay! Tratándose de "palacio", las cosas no sólo van despacio, siempre tienen un "pero".
Anuncian que dado lo "valioso" del retablo barroco, que tapa la "joya única del románico mundial", no van a retirar el retablo para colocarlo en un muro lateral. No señor, lo van a adelantar unos metros, y limpiarán el "tesoro románico único en el mundo" para dejarlo visitable dentro de un "pasillo" tras el retablo.
Con lo cual, el templo se reducirá a un espacio menguado, el retablo barroco parecerá un "pegote" ridículo, y el ábside un desván bien iluminado.
¿Acaso los "responsables" disfrutan, dándonos la imagen de que son unos seres ineptos, en los que el capricho y la estulticia se alían, en horrible contubernio, para que triunfe lo absurdo?
Cuando en tantos y tantos templos románicos, menos espectaculares que éste, se han retirado retablos barrocos para poder contemplar a placer la serena belleza desnuda de la arquitectura original, sin que nadie se rasgase las vestiduras, en Turégano, que hay posibilidad de retirar y conservar el retablo barroco, al tiempo que se despeja completamente el ábside para mostrar el conjunto, "único y excepcional" en el arte románico, que es su retablo en piedra, a los “responsables” no se les ocurre otra “gracieta postmoderna”, mejor ni más sublime, que adelantar el retablo y dejar el fabuloso conjunto esculpido, románico, medio oculto en una especie de “pasillo”.
¿Y qué opina de esto el paladín de su restauración, el párroco Don Rafael Sancristóbal, que ha guerreado con tirios y troyanos para que saliera a la luz? Al bueno de Don Rafael lo han “ninguneado”, él, que debería tener como mínimo una estatua en la plaza ante el templo por su incansable batallar para dar a luz este tesoro, opinó, con sano juicio, que el retablo se colocase en algún muro lateral o en la vecina iglesia de San Miguel, con lo cual se podrían disfrutar ambos elementos. Predicó en el desierto.
¿Se figura nadie, que para ver las pinturas de la Capilla Sixtina hubiese que meterse detrás de un retablo barroco, por muy valioso que éste fuera y muy ancho que fuese el pasillo? Y más cerca, ¿alguno se imagina el precioso conjunto absidal catedralicio, de Santo Domingo de la Calzada (La Rioja), detrás de un retablo, dentro de un ridículo pasillo?
¿Y qué opina de esto la Iglesia, custodia de tan singular patrimonio espiritual? ¿Las autoridades eclesiásticas, que tantas opiniones emiten sobre lo divino y lo humano, sin que nadie les pregunte, están de acuerdo con esta solución salomónica? Aunque, llamar a esto solución salomónica, es insultar la memoria y la sabiduría de Salomón. Pues bien, según a qué parte de la jerarquía se interrogue, la Iglesia, o se lava las manos -¿es que las siente sucias?-, o proclama voto de silencio. No conoce, no contesta. Las reclamaciones, al maestro armero. ¿Tiene miedo de mostrar, hoy, lo que los sacerdotes y el pueblo del medievo veneraron sin complejos?
¿Es que, una vez más, la "presunta" inutilidad oficial va a triunfar sobre la lógica, la espiritualidad, la belleza y el sentido común? ¿Es que una vez más, también en esto, España va a seguir siendo estúpidamente diferente?
Por desgracia, nos tememos que otra vez tendremos que avergonzarnos de haber nacido en esta España de charanga y pandereta, cerrado y sacristía, devota de Frascuelo y María, que no se cansa de helarnos el corazón...
A quien corresponda. ¡Por favor le suplico! ¡Déjeme en ridículo, haga que me equivoque y trague mis palabras! ¡Permita que este tesoro de espiritualidad medieval luzca en todo su esplendor! Si no lo hiciere, -en este caso, para usted la picota y el cepo son poca cosa-, suplico a la Diosa Madre que le pida severas cuentas de su proceder. Y que la tierra, jamás le sea leve.
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[Posdata: ¿Qué se apuestan a que, una vez consumada e inaugurada la chapuza románica, colocan el cartelito de "Prohibido hacer fotos"? Si no, al tiempo].